sábado, 19 de enero de 2019

ROMANCE DEL AIRE PURO






(A Gloria Fuertes)



El aire puro no quiere
acariciar las banderas,
ondear de malos vientos
que apestan a tierra seca
regada con sangre joven
derramada por la guerra.

Al aire limpio le obligan
a tremolar las banderas,
trapos que escupen las balas,
estandartes de tristeza
que clavan los poderosos
para marcar las fronteras.

Aborrece el aire fresco
abrigarse con banderas,
porque hundieron sus raíces
en conjuros y miserias
sepultadas por el lodo
de mil historias siniestras.

Forzaron al aire puro
los gobiernos a mecerlas.
Banderitas de colores
engañosas de apariencia
que separan corazones
y dividen las querencias.

El aire se contamina
al rozar con las banderas,
las que el poder ha tejido

con andrajos de indecencia,
jirones de mariposas,
harapos de patria hueca.

Hasta que llegue la hora
en que todas las banderas
se unan en una sola
y cubra toda la tierra.
Entonces el aire puro
agitará esa bandera
ante la mirada atónita
de un mundo que se despierta.







viernes, 5 de mayo de 2017

¿Y QUÉ?





A Paola Mascambruni


¿Y qué si no le pongo caricias al café 
cuando despiertas?
Si el jadeo constante del vapor de la plancha
un día se detiene.
Si muere la aljofifa 
por la huelga de celo  de mis manos.

¿Qué dirías si juro que es la última vez
que uso delantales de desprecio,
que te limpio la cama con dolor y con sangre,
o saco la basura de tu infierno.
o arropo a los pequeños de ese aliento de rabia
que traes de madrugada? 

Porque no quiero ser el ama de tu casa, 
la sierva de tu gleba que ama y llora y sufre 
y sueña y vela y calla. 
Ya va siendo la hora de que salga a la calle 
para gritarle al mundo que sola de esperanza
ya no puedo vivir. 
Que ahí afuera  me esperan otras manos, 
que no son del tendero de la esquina, el pediatra, el lechero 
o el chico que te trae los paquetes de Ámazon. 

Ya nunca más iré con el pañuelo 
que oculta de mi rostro las trazas de tu ira, 
el púrpura indecente de tus puños infames. 
Ya no habrá más silencios, ni estúpidas excusas 
de un golpe accidental. 

No quiero ser el eco de horror en las noticias 
porque súbitamente ya no haya marcha atrás, 
y mi carne redima un lecho de amapolas 
cuando llegue el instante de tu juicio final.
















jueves, 6 de diciembre de 2012

ITINERARIOS (acrósticos)




A manecen reliquias de almazaras y otoño,
D e chumberas que el tiempo desnudara de espinas,
A media legua escasa del umbral de mis huesos.
M e pesan los capachos del alma como acémila ...
U n viejo me ha prestado un puñado de olivas:
Z arcillos de aceituna colgaban de mis lóbulos. _________________________






A ben Razín, no dejes que desaten
L os arcanos tesoros de tu alma.
B esa los labios fríos de las calles,
A liviando la sed en las gargantas.
R ompe el torso desnudo de los muros,
R ituales de piedra acompasada.
A ncla, por fin, las puertas de tus casas
C erradas al futuro, que te asaltan
Í dolos con sandalias y mochila,
N ubarrones de fuego en la alborada. __________________________







Adivino el esperma caliente que derrama
La primera marea de sal en que me encuentro.
Imagino destierros por hacer, pero sólo
Callo y sueño, seguro de abrazarme a tu cuerpo.
Apenas el olvido apure la distancia,
No me esperes mañana. Regresaré algún tiempo
Tan distante, que el eco de mi voz se diluya
Entre las aguas turbias de otros mares desiertos.

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A lguien se hubo olvidado de Almería.
L a más hermosa novia de Neptuno.
M as, por mucho que quiera, olvidarla no puedo.
E ra tan dulce su abrazo de sal y su cálido flujo ...
R ozaba el mar mis más íntimos sueños,
Í ntimamente unidos a los tuyos.
A lmería lo supo. _________________________





A lfaguaras de sal
L loraban
M il
U na
Ñ oras.
É ramos en la arena
C asi
A guacates
R otos.

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A ntes de que bebiera
N adie tu boca
T e busqué agazapado
E ntre las rocas.
Q ue prefería
T RDIR Entre Torcales
E l alma mía ...
R ozándote los labios
Una manecía.

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Á nimas que militan purgatorios
V igilan los adarves y muros del convento.
I gual que ayer, sacude el polvo de sus pies
L a santa desde lejos.
A golpe de campana han de caer las piedras,
.................................................. ......... una a una.

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B arcino no volia tenir nom.
Un pressava secrets dins les natges.
R umbejava descalça.
C ada dia es colava en el meter que puja al Tibidabo.
E ls xarnegos la miren de reüll,
L lençant dagues a l'esquena.
O tornen la cara i diuen:
N ena, digui, és reina ?, o és puta?
A cap no respon la noia.

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B arcino no quería tener nombre.
A pretaba secretos en sus nalgas.
R umbeaba descalza,
C olándose en el metro
E n la línea que sube al Tibidabo.
L os charnegos la miran de reojo,
O le lanzan puñales a la espalda.
N ena, dime ¿eres reina ?, ¿eres puta?
A ninguno responde la muchacha.

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Buenos días, alado compañero.
En la cocina anoche te he dejado
Naranjas de la China, que trajeron
Aquellos comerciantes asiáticos.
Leche no hay. Sólo queda una pizza
Mordida con el cerco de mis labios.
Árabes golosinas queda alguna
Dorada por el fuego de tus párpados.
En la mesa te he dejado una carta.
No la leas hasta haberte marchado.
Así que pase un año y vuelva a verte.

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Borrachos de aventura bajo un cielo de espuma,
Era un tiempo de fiebre a treinta y siete grados,
Remando las arterias abiertas de Berlín.
Las mochilas a cuestas y los pies en el aire,
Ícaros de un ahora que no sabe volver.
Nefertiti no pudo robar nuestra quimera.



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Bajo la piedra fría
Una leyenda brota.
Rodrigo cabalgaba
Gritando a las farolas.
Oscurece la tarde
Sobre las amapolas.

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Cántame, gorrión, una copla temprana.
Aleja de tu lecho las sombras y la bruma.
Bate las alas, vuela, despereza las plumas.
Reconquista tejados, aleros y ventanas
Anudando celajes con tu pecho de espuma.

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Como si solo fueras una taza de cobre,
Ávida te sentí de labios maldecidos.
Desdeño desde ayer tu esquivo gineceo,
Imaginándote como una novia ingrata
Zaherida por mis ásperos reproches.

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Callejas que se hunden en la sombra
Apenas presentidas. A lo lejos
Zapatea la noche contra el muro
Oblicuo del castillo que susurra
Rumores de aceitunas y sarmiento ..
La fuente se ha llenado de mis lágrimas
Al llegar al instante certero del adiós. _________________________





Celadora infiel de atardeceres lánguidos,
Órbita de mis otoños de arrabales,
Rompen las hidras sus cántaros de barro
Donde azacayas dan vueltas a la historia,
O donde dieciséis ojos me contemplan
Bajo la quiera mirada del arcángel,
Apenas sin depertar de su letargo.

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Cuchilladas de sal.
Unas casas en vértigo.
Dársenas a la sombra
Irisada de viento.
Las casas se caían
Laceradas de sueño.
En el mar a lo lejos
Rodaballos de fuego.
Olas en los adentros.


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Colgaban las casas.
Una húmeda ráfaga fría arrastraba
Enaguas tendidas bajo la ventana.
No miraba el agua,
Creyéndola rotos cristales caídos
Al fondo del río que calla.

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Donde yace la hierba
Urdían las ovejas al azar de los tréboles
Balidos que suspiran en el alba.
Lamento de unos cuerpos
Íntimos Y pequeños.
Navegantes de sombras y de agua.

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Fui roubar uma nau
Ainda no horizonte.
Roubou-me o coração
O mar bramindo longe. 

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Genil y Darro, cosidos por un yugo,
Regaban con su sangre desgranada
A unas torres bermejas de murmullos.
No volverán aquellas cúpulas nevadas.
Acaso sólo quede el torso mutilado
De una estatua de mármol enlucida de escarcha.
Así que Federico te arranque la memoria ... _________________________





Horizonte que, caído,
Omnipresente de sierra
Recostada en aceituna,
Nadie ha mirado de cerca.
O, como yo, se ha quedado
Seguramente de piedra. 

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Huelga decir que, aunque no has sido
...................................... . del todo descubierta,
Un día fuiste tú descubridora
En una tierra ignota e infinita.
La mar, inmenso páramo de sangre,
Vierte en la lonja torsos de canela
Al peso y en subasta. 

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Inmolado de aurora y albayalde,
Blanco como la miel de tu cintura,
Inquieto desperezo al nublo de las jaimas.
Zarabanda de rayos y de truenos
Al ritmo de los cuerpos en la noche.

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Jaez de piel herida de aceituna
Amarrada por siempre a una montaña.
Émbolo que golpea corazones.
No los dejéis moler en la almazara!

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Jarabe de sarmiento
....................................... zambra de espuma.
Empezando la copla
....................................... muere la uva.
Rabia gitana
Encendía la luna,
Zambra de plata. 


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Lloran los cristales
............................... de la catedral
En el barrio húmedo
....... ........................ de tanto llorar.
Óvalos de llanto,
............................... mis ojos están
Nublados de lágrimas,
...... ........................ de vino y de sal. _________________________





Llora la guitarra allá en el Barrio Alto.
Instantes de un tranvía entre vinos y fados.
Saudade en unas horas escritas sin papel ...
Buscaba tus caricias por las aguas del Tajo,
O, si no, tras las rotas esquinas de la Alfama,
Acaso porque quise amarte entre sus brazos.

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Matrona de España,
A veces te veo
Dejar en mis labios
Rumores de cielo:
Imaginaciones
De chulapo ciego. 


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Mixtura azul de sal y de moraga,
Ánfora rota a fuerza de veranos,
Llevan las jábegas sirenos rubicundos
A donde nadie sabe.
Gaviotas, testigos de mis atardeceres,
Acariciad mi sombra. 


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Me recuerdas a un ángel
O al diablo esculpido por mis ganas.
Tu torso me revela
Razones para amarte cosido a las entrañas ...
Inmenso el mar acuna entre sollozos
Las secretas pasiones de tus nalgas.


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Muerde el sol en septiembre ...
Unánimes palmeras
Retorcían las trenzas de sus vértebras,
Como si sólo fueran
Imágenes de torsos
Anclados en el lodo fecundo de la huerta.

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Pudo ser y no fue. Pudo haber sido
Aquel Cristo clavado en el otero,
Los abrazos de viento, tu certero
Equilibrio rozando lo prohibido.
No fue posible amar a mi manera,
Como se ama sin tregua ni fortuna,
Imantarme de ti, besar tu luna,
Abrazarte fugaz como quisiera.


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Perdidos en Montmartre,
Apretándonos fuerte el uno al otro,
Rive droite, rive gauche ,
Íbamos por la rue du Chevalier,
Sin dejar de besarnos, besándote.

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Rara vez te buscaron con los párpados huecos,
Olvidada de un tiempo que siempre te profana.
Nadie encuentra tu alma encelada de piedra.
Donde rompen tus piedras la hallé ... 
....................................... Porque tu alma .
Alimenta los pechos que me dieron la sangre.


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Rezabas en busca de cúpulas blancas,
O acaso fingías creer que rezabas.
Donde negras sombras anuncian el alba,
Asiste las cruces, ungiste las tablas:
Santo¡, ¡Kyrie, ¡Kyrie! Pero sin besarlas.

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Sencillamente quiero
Atarte a cada verso
Nacerte cada luna ...

Llenarte de mi sed,
Urdir sobre tu lecho
Imaginadas lágrimas
Salpicadas de espuma ...

Dibujar en tus pies
Enebros de ternura ...

Sencillamente quiero
Atraparme en tus labios,
Bucear en tu pecho
Irisado de miel,
Nadar bajo las nalgas
Ignotas de tus sueños,
Lanzarme hacia las aguas
Lascivas de tus jábegas ...
Atracar en el puerto
Seguro de tu piel.

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Si las piedras hablaran
En su tosco lenguaje te dirían que es posible soñar
Toldos interminables de caliza
En un cielo sin nubes y sin sol.
Ni siquiera lo sabe tu río, que solloza
Inmerso en el letargo de la sombra,
Llenando de sombra tu sepulcro. __________________________








Sevilla, tú sola

Eres la quimera.
Vuelve tu mirada,
Indolente y quieta.
Las otras hermanas ...
Las otras, pequeñas...
Ay, Sevilla eterna! 

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Si borrara tu nombre en un instante

O dejara de estar cosido a tu garganta,
Reza, Duero, por mí.
Irremisiblemente he muerto ...
Acaso de ese modo sea una gota en tu agua.

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Silencios
O
Truenos
Inquietan el sueño.
Las vacas
Lecheras
Observan de lejos. 

Descubres 
Entonces 
La ausencia del eco. 

Relojes 
Intactos 
Negaban el tiempo. 
Choperas, 
Olmedos, 
No nublan mis versos. 

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Torres trenzadas de marfil y aire,
Erguidas sobre sueños y quimeras.
Recuperan abajo los amantes
Un romance mudéjar. En la tierra
Estabas junto a mí. Late en la sangre
La verdad de sentir que estás tan cerca.

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Torcidas las callejas,
Obligan a perderse entre los templos:
Libros huecos de salmos
En blanco, que borraron con el dedo
Dioses de un mismo nombre
Ode tres nombres bajo un mismo cielo.

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Tuviste que ser tú quien me procura
Olvidar lo que fui: que no soy nada.
Rompieron la pasión y la ternura,
Rompió el deseo, espada con espada,
En un batir de sábanas oscuras.
Juntos los dos, tus labios dibujaban
Órbitas de rocío en mi cintura,
Néctar de hiel que hervía en mi garganta.

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Torre fiel de Pimentel,
Oculta del frenesí,
Rezan tus piedras por mí,
Rompe tu sombra mi piel.
Esquivo de Rafael
Me vine a morir aquí.
O quise porque viví
Lo que me daba Miguel,
Ignorado el tiempo aquel,
Negando ser lo que fui,
O te amé porque creí
Ser un barco de papel.

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Tejen sobre la torre al compás de los crótalos
Ramas de pino seco mil cigüeñas sin tierra.
Una sombra recorre la calleja desierta
Junto a la plaza grande, asimétrica y muda.
Inquietamente, mira a derecha e izquierda,
Las manos a la brida de un corcel peruano.
Lleva sobre su yelmo ceñido por la luna
Olifantes de plata que trituran su frente.


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Vejeriego, tú que guardas
El secreto de la luz,
Junta tus manos y baila
Enamorado de azul
Rozando tus casas blancas.

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Zamora tiene un río que salpica
Arcos de piedra, ojos sin mirada.
Mojado de tu agua tu sonrisa
Oculta entre las torres me llamaba.
Románica pasión. Pasa la vida
Agitando el cimborrio de mi alma.

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Zarabanda de jotas. Un aria reverbera
Asomada al capricho profundo de tus labios.
Roncar en la garganta. Romanza de dos sombras  
Amándose desnudas, veladas a la mar.
Goyesca sinfonía de la luna creciente,
Oblicua cantinela del cierzo en lontananza.  
Zarzuela de tus ojos -pilares de los sueños-
Abiertos a los míos, cautivos de tu voz y de tu alma.

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Zurcida a la piedra
Una torre lanza
Hipérboles negras
Entre mulas pardas.
Rebotan aquellas
Olivas del alma
Sobre mi cabeza.

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(continuará)

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